Este artículo, publicado originalmente en Inglés, es parte de nuestra serie “Every 30 Seconds” , producida con el apoyo de la Corporation for Public Broadcasting.
El camino hacia la victoria en noviembre no puede permitirse ignorar el voto latino.
Un récord de 32 millones de personas que se identifican como latinos tendrán derecho a voto en las elecciones presidenciales de 2020, lo que convierte por primera vez a los latinos en el grupo de votantes minoritarios más grande del país, según el Centro de Investigación Pew. Dos tercios de estos electores viven en cinco estados, varios de los cuales se convierten en campos de batalla durante el proceso de elecciones: California, Texas, Florida, Nueva York y Arizona.
Desde otro punto de vista, en Estados Unidos, las tasas de votación de las mujeres son más altas que las de los hombres en todos los grupos raciales y étnicos. Sin embargo, esa brecha es particularmente amplia en el grupo de votantes latinos.
De ahí que, según los expertos, la clave para ganar el electorado latino son las mujeres latinas, pues el poder de su voto va más allá de sus votos individuales: es probable que alienten a sus amigos y familiares a votar también. Es por eso que las campañas y las organizaciones deberían dirigirse a ellas, agregan.
En Milwaukee, Christine Neumann-Ortiz, fundadora y directora ejecutiva de Voces de la Frontera, está utilizando el potencial de las mujeres latinas para que más latinos se interesen en votar. El grupo, que aboga por los derechos de los inmigrantes y trabajadores, está creando redes entre familias, compañeros de trabajo y vecinos para registrar a los latinos y asegurarse de que participen en las elecciones, especialmente en la de noviembre.
De acuerdo con Neumann-Ortiz, las mujeres latinas son clave para crear y mantener esas conexiones, ya que tienden a reunirse, en sus comunidades, en torno a temas específicos como la atención médica, la educación y la reforma migratoria. La directora ejecutiva afirma que “desproporcionadamente, las mujeres realmente se preocupan por estos problemas”. Además, es mucho más probable que su apoyo, o su desaprobación, se refleje en el voto.
Stephanie Valencia, cofundadora y presidenta de EquisLabs, informa que la investigación de su empresa encuestadora muestra el poder y el potencial de las latinas. Si bien las tasas de votación de las mujeres latinas tienden a ser más bajas que las de mujeres de otros grupos raciales y étnicos, ellas tienen un potencial como fuerza movilizadora que tiene relación con su cultura.
Lo anterior, por “el papel que juegan las latinas en nuestras comunidades y nuestras familias; son nuestras matriarcas, son el pegamento que mantiene unidas a nuestras familias y nuestras comunidades”, dijo Valencia. Y esa es precisamente la razón por la que las campañas presidenciales deben acercarse más al poder del voto de las mujeres latinas y mantenerlo a su favor, de acuerdo con la analista.
“Creemos que ellas [las latinas] no solo votarán ellas mismas, sino que también organizarán y comprometerán a quienes se encuentran a su alrededor, para que también voten.”
“Creemos que ellas [las latinas] no solo votarán ellas mismas, sino que también organizarán y comprometerán a quienes se encuentran a su alrededor, para que también voten”, concluye la presidenta de EquisLabs.
De acuerdo con el análisis de Christina Bejarano, profesora de estudios de género de Texas Woman’s University, en Dallas, si el voto está asociado a un tema específico, las latinas se presentan en las urnas para votar.
Ella indica que, en comparación con sus pares masculinos, las latinas tienden a tener niveles de educación más altos, a dar más atención a la política y a tener mayores tasas de nacionalización. Además, tienden a ser un poco más liberales y a apoyar más a los candidatos demócratas.
El Partido Demócrata, por su parte, ha tomado nota de esta tendencia. La campaña de la excandidata presidencial Hillary Clinton en 2016 cortejó a los votantes latinos y creó Mujeres por Hillary, una campaña dentro de la campaña. Sin embargo, algunos investigadores dicen que su alcance no fue lo suficientemente estratégico y, de hecho, Clinton perdió las elecciones generales. Ella ganó el voto latino en general, pero tuvo un rendimiento inferior en comparación con el apoyo de los latinos al expresidente Barack Obama en las elecciones de 2012.
Una cosa que quedó clara en las elecciones pasadas, reflexiona Bejarano, es que, con demasiada frecuencia, los esfuerzos para atraer a las latinas se producen tardíamente, pero deberían formar parte de las estrategias de campaña desde el primer día. Así, “lo más difícil de las campañas presidenciales, e incluso de todas las campañas del partido, es que tienden a no darse cuenta del potencial del voto latino y de cómo necesitan movilizarlo estratégicamente”, indicó la académica.
Esa movilización sigue siendo un desafío debido a la falta de acceso al voto y a la falta de entusiasmo para participar, agrega Bejarano, pues “la mayoría de los latinos en todo el país, pero especialmente en esos estados ‘seguros’, tienden a no ser contactados para registrarse para votar. Por lo tanto, no son parte del alcance de estas campañas presidenciales o grupos comunitarios o partidos políticos. Y esta realidad es aún más evidente en el grupo de las mujeres latinas”.
Con respecto a las elecciones de noviembre, la campaña del exvicepresidente Joe Biden todavía está decidiendo cuál será su estrategia para ganar el voto latino y, según los críticos, esta ha sido inestable desde el principio; mientras el presidente Donald Trump se centra en ganar el voto de hombres latinos mayores, que tienden a ser más conservadores. Sin embargo, si los resultados de la investigación son correctos, estas campañas podrían tener más interés en ganarse los votos de las mujeres latinas primero.
Traducción al español por Melissa Harkin y Mónica Ramírez.
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